«La economía social tiene rostro humano y esa es la política que necesitamos»

Diego Valderas Sosa (Bollullos Par del Condado, Huelva, 1953) es vicepresidente y consejero de Administración Local y Relaciones Institucionales de la Junta de Andalucía. En esta entrevista nos da su opinión sobre el sector cooperativo y de la economía social de la que se declara un firme defensor. Durante esta charla también aborda el futuro del sistema de dependencia y el papel del cooperativismo en la concertación social, incidiendo en la necesidad de apoyar un modelo que promueve la solidaridad y está al servicio de las personas.

P. En su opinión, qué puede aportar el cooperativismo a la sociedad?

R. En primer lugar me gustaría destacar que yo soy un enamorado de la economía social porque entre otras cuestiones, me eduqué en ella, y mis primeros pasos en el terreno laboral están ligados al trabajo de forma activa en una cooperativa de la comarca del Condado. Al mismo tiempo tuve la oportunidad de recibir una educación de alto nivel social y cooperativo en el marco de una ciudad donde el sector cooperativo ha dejado y sigue dejando una huella importante, como es Bollullos del Condado, una zona que es un hervidero y un motor del sentimiento del cooperativismo. Sin duda esto le permite a uno forjarse una idea de la importancia del cooperativismo y de la economía social en nuestra comunidad autónoma.

P. ¿Qué papel tiene en Andalucía?

R. Hoy nuestra región tiene que agradecer que efectivamente el cooperativismo se sitúe como un pilar de resistencia frente ante la crisis, y posiblemente estemos hablando del mejor sector desde el punto de vista de la producción y la economía, que está resistiendo los envites frente a lo que significa el desempleo en miles de familias. Quizás esto se deba al propio sello social del sector que comparte en los buenos momentos la riqueza que se crea de forma solidaria y en los momentos difíciles también comparte los sufrimientos desde la misma posición.

Por otra parte hay que reconocer que la ES y el cooperativismo está en todos los sectores de la producción andaluza. Por lo tanto, de cara al futuro es un pilar fundamental para una economía andaluza que pretende situarse en un modelo de desarrollo sostenible, poniendo la economía al servicio del interés general. El sector que mejor muestra que la economía está al servicio del interés general es el cooperativismo. En este sentido, hay un fuerte compromiso del Gobierno Andaluz, no solo de hoy, sino de años anteriores, en hacer que el sector cooperativo ocupe un espacio cada vez mayor en la economía. Además, los nuevos tiempos exigen nuevos planteamientos de futuro y nuevos sectores donde la economía social tiene que intervenir. Yo soy de los que tiene el deseo utópico de que el cooperativismo ocupe también un espacio en los sectores financieros, por la necesidad que hay de crear instrumentos financieros a través de la economía social que permitan servir de la mejor manera posible a los autónomos y las pequeñas empresas.

El gobierno actual ha tenido muy presente en sus acuerdos las medidas que hay que ir tomando para fortalecer la economía social. Yo soy de la opinión de que estas medidas deberían ver la luz en 2013, tanto las de carácter normativo, para facilitar el empoderamiento del sector, como las de carácter económico para que faciliten la salida de la crisis en las mejores de las condiciones económicas.

P. ¿Conoce de cerca alguna experiencia cooperativa?

R. No solo he sido trabajador de cooperativa, sino que también he tenido la oportunidad de crear cooperativas en las que he participado directamente el tiempo que se me ha permitido. A principios de los 80 se crearon, con el impulso de los nuevos cultivos en la zona del Condado, algunas cooperativas en las que tuve la oportunidad de participar.

P. En un contexto como el actual en la que las pautas de las organizaciones supranacionales parecen marcar el sentido de las políticas regionales e incluso locales ¿Cómo se puede reforzar el papel de las instituciones más cercanas a la ciudadanía?

R. Europa también está en un periodo de reflexión profunda y en un periodo de transición en el que hay que volver a incentivar presupuestariamente políticas que orienten la creación de empleo y que mejoren la situación de los servicios. Lo que pueda ocurrir con los presupuestos de la UE para los próximo años va ser clave, de ahí que estemos atentos al debate sobre los fondos estructurales y fondos de cohesión para que Andalucía no se vea resentida.

P. ¿Y qué debe cambiar para dar más protagonismo a las instituciones regionales y locales?

R. Para reforzar el papel de las instituciones locales debe cambiar la correlación de fuerzas. Hoy Europa está regida por unas políticas conservadoras que tienen una tendencia que más que afianzar la búsqueda de recursos mejorando la política fiscal, van en el camino contrario: recortes a los servicios y a las políticas públicas. Lo esencial es ser capaces de invertir esa correlación de fuerzas conservadoras y neoliberales que son suicidas para las necesidades de los pueblos. ¿Cómo se cambia esa correlación de fuerzas? Pues mejorando la que hay aquí, cambiando la que tenemos en este país y contribuyendo desde nuestro país a que cambie en el contexto europeo. Las elecciones europeas del próximo año van a ser fundamentales para que esa correlación cambie y provoque un cambio en los planteamientos políticos.

Todo el mundo sabe que quienes tenemos una postura progresista defendemos que la riqueza se reparta y aquí la economía social tiene mucho que decir porque permite la acción del capitalismo quede en muchas manos. El planteamiento político actual quiere que la riqueza se concentre en pocas manos, y esto lleva a mirar más los intereses del capital que a los de la ciudadanía provocando la distorsión que estamos viviendo. Desde mi punto de vista uno de los pilares de la economía social es que tiene rostro humano y esa es la política que necesitamos, una política con rostro humano, una política que piense en las personas y en sus necesidades.

P. Los últimos datos estadísticos hablan de crecimiento del empleo en el sector cooperativo andaluz y de un pérdida de empleo 6 puntos por debajo de la general ¿qué valoración hace de este modelo económico?

R. A pesar de las condiciones económicas, el sector sigue generando empleo. Yo creo que eso solo puede pasar cuando el papel social que cumple está por encima de otro tipo de cuestiones. Los datos se corresponden con la realidad porque el interés de acumulación capitalista que tiene la economía social solo es repartir para crear mayores perspectivas de empleo, entrando en una política de prioridades.

P. Sin embargo el colectivo emprendedor no conoce a fondo este modelo, ¿qué se puede hacer desde la administraciones locales para facilitar el conocimiento de esta fórmula jurídica?

R. Todo lo que sea dotar de un mayor conocimiento y concienciación a la ciudadanía y a los emprendedores jóvenes es necesario. Estoy convencido de que en la medida que se conozcan las posibilidades que abre el cooperativismo en sus diferentes versiones, la juventud entrará en el terreno empresarial desde este modelo. Creo que nos tenemos que esforzar todos y debe haber un compromiso colectivo y cercano entre el gobierno de la Junta de Andalucía y las organizaciones de economía social representadas por CEPES, entre los que hacen posible la economía social y aquellos que vemos que este es un sector de futuro que hay que seguir primando. Además hay que aprender de otros países europeos, donde el cooperativismo también ha sido una fortaleza económica.

P. Las cooperativas actúan en muchos casos como aliadas de la administración para prestar servicios, y así ha ocurrido en el marco de la Ley de Dependencia, donde la profesionalización de esta actividad ha permitido crear nuevos empleos especialmente en el ámbito rural ¿Cuál cree que es el futuro del sector?

R. Hay que prestar especial atención porque la dependencia está pasando por momentos difíciles. Ha sido un yacimiento de empleo muy importante. En este sentido, miramos con una especial preocupación la situación de escasez de recursos que porque sabemos que juega negativamente para mantener el empleo y mantener la actividad de determinadas empresas de economía social y otras pymes que se han creado a la luz del sistema de dependencia. Los recortes están siendo brutales, prácticamente se ha recortado un 50% los recursos del Estado para la dependencia. Conscientes de esta realidad los presupuestos de la Junta de Andalucía para 2013 han procurado compensar este recorte, pero tengo que reconocer que no han sido suficientes porque las posibilidades eran escasas. Hemos hecho un esfuerzo importante para que no se resienta el sector y quienes trabajan en la dependencia, pero lo miramos con preocupación.

El futuro no va a ser fácil. Este año, a mi juicio, será una año de transición. Creo que hay que buscar todas las fórmulas para resistir esperando que en los próximos años se recupere una parte del espacio perdido.

Además hay que conseguir que la colaboración existente entre las instituciones en el terreno de la dependencia no se rompa. La colaboración estrecha a través de convenios entre ayuntamientos, diputaciones y Junta tiene que ser capaz de resistir esta situación de transición para que no haya marcha atrás evitando que se pierdan puestos de trabajo y que las empresas tengan que cerrar.

P. El cooperativismo está íntimamente vinculado al desarrollo local, a no deslocalizar sus empresas, a respetar el entorno en que se desarrollo y al arraigo de la población al territorio, ¿qué medidas se proponen desde su consejería para aproximar la administración local, el cooperativismo y el empleo?

R. Todos estos esfuerzos están centrados en la Consejería de Economía, Innovación y Empleo. No sabría precisar todas las medidas, pero sí poner de manifiesto la apuesta y el fuerte compromiso, a pesar de vivir tiempos duros, de disponer los recursos necesarios para no dar ni un paso atrás en este sector que es insustituible.

P. La utilización de espacios e infraestructuras públicas infrautilizadas a través de cooperativas para la prestación de servicios, desarrollo de actividad y generación de empleo en la localidad es una de las líneas que FAECTA propone a las administraciones locales, ¿que opinión le merece esta iniciativa?

R. Yo diría que es una respuesta al camino equivocado de la privatización. Antes que la privatización, hay que ser capaces de compartir los elementos de los servicios públicos con las cooperativas y con entidades de colaboración directa que permitan que un servicio público siga estando en lo público y cumpla a la vez una función social. Se pierde ese objetivo cuando se privatiza a las duras, haciéndolo más desde una condición económica que desde una condición de solvencia del servicio. Sin duda si FAECTA y CEPES van por ese camino, creo que pueden encontrar colaboración para seguir ocupando ese espacio y cumplir esa función social antes que lucrar los intereses de un determinado sector económico.

P. FAECTA y CEPES-A son las entidades promotoras de la Escuela de Economía Social, una fundación que apuesta por la formación en cooperativismo y economía social en nuestra región y la promoción del cooperativismo en América Latina para colaborar en el desarrollo económico y social de las personas que habitan en estos países, especialmente mujeres. ¿Qué papel tiene la promoción de la cultura emprendedora en el marco de las ayudas al desarrollo?

R. Tengo conocimiento del papel que la economía social está empezando a cubrir en ese terreno para transferir y extender las prácticas empresariales a otros países. Ahora se va a discutir el Plan de Cooperación al Desarrollo, PACODE, para 2014-2018 y es una buena oportunidad para poner en valor estas medidas que se están planteando. Creo que se pueden impulsar a mayor ritmo y con una mayor eficiencia y eficacia, si bien estará mediatizado por los recursos. La apuesta del Gobierno Andaluz es que los recursos para la cooperación no disminuyan pero hay que reconocer que también han sufrido un fuerte recorte en los presupuestos anteriores. En este hemos logrado mantener una cierta capacidad de acción de cara al futuro y ahora hay que trazar cómo y dónde se debe desarrollar el campo de la cooperación. Hay que enfocar la ayuda al desarrollo hacia los instrumentos que den la capacidad a los pueblos de desarrollarse, de crear vida y de asentar la sociedad. Aquí la economía social juega un papel muy importante y la animo a que siga en este sentido. La economía social debe participar en ese terreno desde la transferencia del conocimiento económico.

P. La ley de cooperativas andaluza, publicada en diciembre de 2011, incluye dos nuevos principios cooperativos, uno de ellos es el de la igualdad de género, poniendo en valor la contribución del cooperativismo a la promoción de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, ¿cuál es su opinión al respecto?

R. La igualdad en todos los órdenes de la vida económica, política y social es un reto en el que queda un largo trecho por recorrer a pesar de estar en las normas. Eso tiene que venir desde el terreno educativo y de la formación. La Ley de cooperativas lo recoge y tenemos que seguir impulsándolo por eso hay una apuesta desde la Junta de Andalucía de que la representatividad sea una elemento de paridad. Se trata de poner la ejemplaridad en las instituciones, puesto que si en los órganos de representación popular hay esa apuesta, esta se tiene que trasladar a la ciudadanía y a todos los terrenos. Hay que reconocer que los inicios de la economía social, al igual que los inicios del desarrollo económico y empresarial, estaban muy marcados por lo contrario, por tanto hay que valorar el avance que se ha producido especialmente en democracia. Es necesario seguir en ese camino y para ello hay que incentivar que las cooperativas que cumplan con este enfoque se vean respaldadas por cumplir con ese principio. Queremos una comunidad de iguales y esta igualdad tiene que recorrerlo todo.

P. ¿Qué papel tiene el cooperativismo en la concertación social?

R. Soy de los que piensan que cualquier tipo de acuerdo para afrontar los retos y desafíos de la sociedad andaluza tiene que contar con más actores, y este es un elemento novedoso que se está abriendo paso de manera natural. Hoy el gran acuerdo que necesita Andalucía tiene que tener pilares más sólidos que los de quienes hasta ahora han hecho la concertación social y también otros sectores económicos que están respaldados por la economía social, el sector agrario y una parte de la sociedad que debe implicarse a través de las organizaciones que las representan.

Izquierda Unida acertó cuando planteaba que el gran acuerdo económico y social que tiene que tener nuestra tierra tiene que tener al menos cuatro grandes pilares: gobierno, instituciones, sindicatos y empresarios y en cuarto lugar esa nueva sociedad emergente que a través de otros sectores de la economía se vienen empoderando en el contexto andaluz y ese empoderamiento también lo tienen las organizaciones que están representadas en CEPES. Esa realidad ya está aceptada, la cuestión es cómo se construye el acuerdo, pero yo creo que no se puede hacer sin una participación más amplia.

Hay que ver cómo se articula todo en este nuevo tiempo político. Hay que ser muy imaginativos y creativos y sobre todo abrir la participación. En la situación económica que vivimos, la política tiene que basarse en tres aspectos básicos: priorizar bien, repartir mejor los recursos y codecidir con las personas. Esa es la clave de cualquier acuerdo. No creo que sea posible un acuerdo sin esa participación amplia de la economía social.

P. La clase política está hoy más desprestigiada que nunca, ¿qué medidas pueden tomarse para frenar esta situación?

R. Aquí hay dos cuestiones fundamentales como son la Ley de Participación Ciudadana y la Ley de Transparencia que son instrumentos básicos para empezar a recuperar el prestigio perdido especialmente por las instituciones como consecuencia de la falta de comportamiento ético de determinados dirigentes públicos. Es una alarma social y un escándalo lo que está ocurriendo, la ciudadanía se distancia de la política y pierde la confianza en los gobiernos con ejemplos como el caso Bárcenas, el del yerno del Rey o los expedientes de regulación de empleo en Andalucía. Esas situaciones retiran al ciudadano de la política e incluso hace que la democracia pierda fortaleza. Hay que volver a recuperar esa fortaleza y para ello además de las leyes que he mencionando, hay que entrar en una fuerte regeneración institucional que implica también cambios profundos incluso en la Constitución.

Es necesario que la ciudadanía vuelva a sentir que su voto tiene peso y valor, que su voto está por encima de los mercados, que hay otra forma de entender la política, de crear y repartir la riqueza y que la economía está al servicio del interés general. Tenemos que ganar territorio a un espacio perdido y si no atendemos a una sociedad que diariamente está reclamando en la calle cambios profundos, no solo perdemos una oportunidad histórica de prestigiar el sistema democrático, sino que además pueden haber tentaciones y formas que no son las mejores para la mayoría social. Se trata de poner medidas y sensibilidad para que el ciudadano se sienta bien representado y tenga capacidad de actuar. Cuando alguien dice “no me representa” tenemos que pensar en qué estamos fallando para que haya perdido la confianza