No es un destape. O sí, podría serlo. Es el destape de un sector económico que está cobrando auge y que poco a poco va alcanzando el reconocimiento que merece. Interviú presenta en su número de noviembre “Hijas de la crisis” un reportaje sobre cómo el cooperativismo es capaz de dar respuesta a la situación económica y generar empleo actuando en los sectores más diversos. Siguiendo la tónica marcada, en épocas de incertidumbre económica y despidos, la gente opta por el autoempleo. Y aquí el cooperativismo tiene mucho que decir. Claro está que hay factores que ayudan a ello, como es el empujoncito que supone para quien no tiene muchos recursos, poder acceder a la capitalización del paro: cobrar en un pago único la prestación por desempleo para crear tu propio puesto de trabajo.
Flexibilidad y adaptación al entorno, en clave darwiniana, por su capacidad de superar situaciones adversas son otras de las características que refleja este informe. Pero también hay que señalar que cooperativismo y crisis no son un tándem indisoluble, no todas las empresas cooperativas surgen en tiempos de dificultad económica. Actualmente el perfil del empresariado cooperativista está cambiando: cada vez son más y mejores. Los hombres y mujeres cuentan con formación universitaria y crear una cooperativa forma parte del planteamiento inicial para desarrollar una idea. Ahora quienes se deciden por esta empresa son, como rezaba el eslogan, jóvenes sobradamente preparados. Innovadores con ideas frescas que están deseando estrenar sus proyectos.
En España, el 44 % de las personas que trabajan en la economía social (cooperativas y sociedades laborales) se sitúan en la franja de edad que va de los 25 a los 39 años, porcentaje que sube al 46,6% en el caso andaluz. Andalucía es la comunidad líder en este tipo de empresas, ya que el 24,5 % de las empresas de economía social se encuentran en esta comunidad.
Según los datos de este reportaje, que hace un recorrido por varias cooperativas de la geografía española, en nuestro país hay más de 20.000 cooperativas que dan empleo a 300.000 personas. Una de las experiencias publicadas en estas páginas es la de la cooperativa Tilodisa de Cuevas de San Marcos. Después de varias décadas dedicada al sector textil esta cooperativa se ha reconvertido en una residencia para mayores. Tal y como señalan desde Tilodisa “el cooperativismo hay que vivirlo, si no es imposible llevarlo a cabo y mantenerlo”.
Tras la lectura de estos casos reconocemos los valores de esta forma de ser y hacer empresa: compromiso, equipo, solidaridad, participación y apuesta por las personas. Siempre las personas. Ante situaciones difíciles aquí prima la defensa del empleo. El cooperativismo es la garantía.
