La OIT elabora un informe sobre la Igualdad de Género en el cooperativismo

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) han aunado esfuerzos para elaborar el informe "Avanzar hacia la igualdad: el camino cooperativo". El documento se sustenta en su metodología sobre encuestas virtuales desarrolladas a 581 participantes y sobre catorce entrevistas realizadas a encuestados especialistas en movimientos cooperativos, desarrollo, temas laborales y de género, con conocimientos a escala internacional y/o regional en el contexto de África, Oriente Medio, Asia y el Pacífico, Europa, y América. A estas personas especialistas también se les pidió que elaborasen un análisis DAFO (fortalezas, oportunidades, deficiencias, amenazas) del sector cooperativo, en materia de la igualdad de género.

 

A pesar de que la muestra de la encuesta es relativamente pequeña y se recomienda no hacer generalizaciones, este estudio arroja luz en un área crucial de la práctica y las políticas: la influencia transversal entre el movimiento cooperativo, el empoderamiento de la mujer y la igualdad de género. Las personas entrevistadas de Europa y América del Norte dieron cuenta de logros en esta materia, en particular, en las cooperativas del sector financiero y las cooperativas sociales. En cambio, los entrevistados de África, América Latina y la India se refirieron a significativos avances, sobre todo, en el sector agrícola.

 

Sin embargo, el informe llega a la conclusión general de que el movimiento cooperativo, a lo largo de las dos últimas décadas, ha mejorado sustancialmente en igualdad de género. Esto ha provocado que las cooperativas se erijan como el modelo empresarial idóneo que confiere respeto, reconocimiento e impulsa el empoderamiento de las mujeres a la hora de dotarlas de confianza para asumir funciones directivas en el marco laboral, familiar y dentro de la comunidad.

 

Las oportunidades de empleo y el acceso de las mujeres al capital empresarial y a los mercados son algunos de los efectos más directos que están detrás de las cooperativas. Tal y como refleja el documento, una cooperativa ofrece servicios financieros, jurídicos y de comercialización especialmente adaptados a la mujer, favoreciendo que pueda emprender y crear su propia empresa. La fundación de una cooperativa, por parte de una mujer, lleva implícito el acceso al autoempleo, además de proporcionar puestos de trabajo a otras mujeres y algunos hombres. Asimismo, se muestra cómo algunas cooperativas buscan incorporar al trabajo, de manera preferente, a mujeres en situación de exclusión por determinadas causas, como la pobreza, la violencia de género o el nivel bajo de instrucción y formación.

 

El informe de la OIT recoge que hay dos características que definen al movimiento cooperativo como determinantes en la consecución de sus logros en materia de igualdad de género: de un lado, el hecho de que la propiedad y el control de las cooperativas recaiga sobre los socios y las socias y, de otro, que se rijan por valores y principios que promueven la democracia, la educación, el interés por la comunidad, etc.

 

El informe en datos

 

El 66 por ciento de las personas encuestadas en el documento, "Avanzar hacia la igualdad: el camino cooperativo", eran mujeres.

 

Atendiendo a las preguntas formuladas, tanto en las encuestas virtuales como en las entrevistas a los expertos, el 75 por ciento de los participantes considera que las cooperativas han mejorado la participación femenina en los últimos 20 años. Una participación que lleva parejo un incremento en el acceso a puestos directivos y al acceso a la propiedad de la empresa. Análogamente, el 70 por ciento piensa que las cooperativas promueven más la igualdad de género que las empresas públicas, siendo un 80 por ciento los que piensan así al referirse a las empresas privadas.

 

Al ser preguntados por las características más relevantes de las cooperativas para empoderar a las mujeres, alrededor del 65 por ciento destacaron la importancia de poder participar en la gestión y la dirección; un 50 por ciento se inclinó por la premisa “un socio un voto”, la instrucción y la formación impartidas a los socios; y más del 40 por ciento, por la participación económica de los socios. De igual forma, el 60 por ciento de los participantes señalaron que las cooperativas que mejor conocen cuentan con políticas o estrategias vigentes en materia de igualdad, inclusión y diversidad.

 

Pese a que para el conjunto de los participantes, un elemento importante de las estrategias de igualdad de género es la formación, la mitad manifestaron que sus jornadas formativas no contemplan temáticas de igualdad, siendo tan solo un 27% quienes han recibido instrucción en esta materia.

 

Por último, el informe subraya que tras haber pasado dos décadas, después de la aprobación en 1995 de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) todavía sigue existiendo profundas disparidades y brechas que reducir, a pesar de los avances. Mientras que por un lado se considera a la igualdad de género un pilar del desarrollo económico sostenible y del bienestar social general, por otro, la realidad sigue mostrando que las mujeres reciben salarios menores que los hombres -por el desempleo de un mismo trabajo-, y menos oportunidades de acceso a puestos directivos. En este avance, las cooperativas están llamadas a ser piezas clave del cambio.