La tecnología al servicio de la sociedad

Que la tecnología está el servicio de la sociedad, podría ser hace unas décadas algo que nadie dudara, los avances tecnológicos en el pasado mejoraron la vida de las personas. Pero en las últimas décadas el desarrollo tecnológico junto con la aparición de Internet ha situado (en los países desarrollados) a la tecnología en un punto de relación muy directa con nuestras vidas, y en muchos casos estos avances tecnológicos aunque no seamos conscientes no persiguen el bien común sino intereses particulares.

Hay muchos ejemplos donde la tecnología no siempre está al servicio del la sociedad, algunos tan obvios que a veces ni reparamos en ellos, por ejemplo los relacionados con la obsolescencia programada  que en la situación actual de crisis nos indignan más si cabe porque nos hacen pagar muchas veces por lo mismo u obligarnos a cambiar de tecnología sin una justificación coherente.

Pero también hay ejemplos que nos cuesta más entender pero que incluso inciden mucho más en nuestras vidas, atentando contra nuestras libertades, accediendo a nuestra vida privada y nuestros datos.

Algunos datos que nos pueden dar una visión del alcance de estos avances tan importantes en los últimos años son; los usuarios de móvil pasaron de 4 millones en 1997 a unos 55 millones en 2013 sólo en España, el uso del correo llega en la actualidad a más de 3.300 millones de cuentas  y se considera que en los países desarrollados el acceso a internet llega a un 77% de la población (fuente).

Sin embargo a pesar de todos estos avances tecnológicos hoy en día en la mayoría de las situaciones la tecnología no está al servicio de la sociedad. Según lo que entendemos por bien común o procomún  podemos determinar que efectivamente el control y explotación de la tecnología esta en manos de unos pocos y atiende a unos interés muy concretos que para nada tiene que ver con el interés general.

No basta con tener un correo electrónico gratis, ni con tener una móvil muy moderno y ni mucho menos con tener un acceso a Internet de alta velocidad, si  grandes empresas y gobiernos no respetan nuestras libertades.

Noticias como la compra de WhatsApp por Facebook, nos dan pistas de que algo pasa cuando se paga 19.000 millones por un programa que no costaría hacer más que unos miles de euros, efectivamente el valor real son los datos que WhatsApp tiene de sus usuarios.

En otras situaciones  grupos de interés están detrás de leyes que penalizan algunas tecnologías o sencillamente evitan el desarrollo tecnológico porque afecta a sus beneficios económicos.  El mal llamado problema de la piratería es uno de ellos, donde el problema no es de los que usan un sistema peer to peer  para compartir archivos sino de la industria que no es capaz de obtener de esa tecnología los beneficios desorbitados que sigue obteniendo con tecnologías de la década pasada (fuente). Otros ejemplos similares los tenemos en los medios de comunicación que están afrontando una crisis global debido a que la tecnología (¡la imprenta!) en las que basan sus negocios están claramente superadas por las Tecnologías de la Información y las Comunicación actuales y en continua evolución.

Toda esta situación nos lleva  a un nuevo modelo global donde la tecnología y la información están íntimamente relacionadas y donde el desarrollo solo será posible mediante la práctica de nuevos valores en relación a este conocimiento como cooperar, compartir, colaborar o abrir.

Este movimiento global por la soberanía tecnológica tiene múltiples actores dependiendo de qué tecnologías o en qué situaciones, pero todos tienen en común los mismos valores:

#SoftwareLibre, #WirelessCommons, #Opendata, #OpenGoverment, #FLOKSociety, #FabLab, #OpenHardware

Todos estos movimientos tienen a su vez reflejos en la sociedad en grupos de ciudadanos (Openkratio), organizaciones (Andalibre) y también en empresas que partiendo de estos  mismos valores apuesta por una economía social que tienen como objetivo un desarrollo tecnológico al servicio de la sociedad.

Algunos ejemplos tan recientes como la cooperativa de  telecomunicaciones Eticom Som  o la fundación One Laptop per Child  que  pretendía llevar un portátil a cada niño en países en desarrollo ha contribuido con un nuevo modelo de tecnología más barata  para países en vía de desarrollo, y muchas otras más que defienden en su día a día los valores por una soberanía tecnología al servicio de la sociedad.

ENREDA, desde su origen hace 6 años, mantiene los mismos valores y seguimos apostando por un desarrollo tecnológico al servicio de la sociedad (ERIS ) desde la economía social y en conexión con multitud de movimientos.

Pablo García @pablov2

Socio de la Cooperativa @enreda

PIE FOTO: Madagascar, Proyecto OLPC en colegios